Es para evitar las consecuencias que acarrearía el hecho de que, en un marco de gastos crecientes y caída de ventas, haya negocios que tengan que cerrar sus puertas definitivamente.
Enmarcado en el fuerte ajuste económico implementado en los últimos meses en el país, a lo que en el caso concreto de Mar del Plata hay que agregar el flojo resultado obtenido por los comerciantes durante la reciente temporada estival, no son pocos los negocios que ya cerraron sus puertas dejando desocupados los locales que tenían alquilados para desarrollar sus actividades.
Consultado sobre el tema en cuestión, el secretario de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción, Blas Taladrid, afirmó que “desde el Departamento de Estudios Sociales y Económicos de la institución, que mensualmente se encarga de hacer encuestas y monitorear la actividad comercial, hemos advertido que, en la peatonal San Martín, por ejemplo, hay tres locales de grandes dimensiones que se encuentran cerrados. Tratándose de una de las principales arterias comerciales de la ciudad y basándonos en los comentarios de quienes tienen negocios, creemos que es un dato demostrativo de la caída del consumo interno que se espera para lo que resta del semestre”, afirmó.
Dijo luego que “en materia de alquileres hay dos preocupaciones. Una es la pretensión de los propietarios de actualizarlos en forma escalonada para de ese modo acompañar la inflación y la otra es la disminución de las ventas, lo cual hace que, para los locatarios, el monto del alquiler represente un impacto cada vez mayor. Otra de las preocupaciones relacionada con las locaciones es la finalización de los contratos. Cuando pasan los tres años -el plazo mínimo que puede pactarse-, más allá de que debido a los ajustes el precio haya sido actualizado, los locadores, tomando en cuenta que los comerciantes hicieron una inversión que saben que deberán repetir en caso de cambiar de inmueble, tratan de sacar provecho de esa situación y exigen arrancar el nuevo contrato con un precio aún más elevado. Lo que nosotros pedimos es prudencia. Si bien es cierto que, a raíz de la inflación, el que tiene una renta ve que el rendimiento de la misma va disminuyendo, el comerciante se da cuenta de que la evolución de las ventas no acompaña el crecimiento del precio de los alquileres. En esas condiciones, no es tan fácil que lleguen a un acuerdo”.
Posible mediación
“En virtud de eso, agregó Taladrid, con la idea de que puedan llegar a un entendimiento, la semana pasada dialogamos con representantes de gremios, de la CGT y con el defensor del pueblo para tratar de buscar una salida. En la Capital Federal, en este caso por los alquileres de viviendas, se produjo la intervención de la Defensoría del Pueblo que posibilitó que las partes arribasen a un acuerdo. En Mar del Plata, para las locaciones comerciales, nos parece que se puede llegar a plantear alguna forma que haga que los precios de los alquileres sean lógicos, esto es, que tengan que ver con las ventas que se hacen. Desde la UCIP estamos hablando con diferentes sectores para, como sucede en el partido de Berazategui, constituir un espacio en el que se pueda plasmar un mecanismo que, cuando las partes no se pongan de acuerdo, a través de una instancia de mediación se determine cuál es la valuación correcta”.
Luego de admitir que “en algunos sectores, como en la zona de la calle Güemes, se han pactado alquileres que son exorbitantes” dijo que “muchos comerciantes están viviendo situaciones que son muy complicadas. Creemos que es mejor mantener un inquilino que cumple que tener que estar en un constante recambio de locatarios. Es más: tener un local vacío un par de meses hace que el propietario pierda más dinero que el que dejaría de ganar si estuviera alquilado a un precio menor”, afirmó.
Más tarde, Taladrid comentó que “el comerciante lo que menos quiere es cerrar su negocio. Antes de eso, si los números no le dan, deja de pagar impuestos y reduce el número de empleados. Así las cosas, ante un otoño-invierno que se avecina como un período difícil, el proceso de ajuste que se vive, más allá de que al finalizar pueda arrojar un resultado favorable, va a provocar un nivel de ventas decreciente lo cual, sumado al aumento de las tarifas de energía, de agua y de gas, generará una combinación fatal para muchos comercios”.
Por último, tras expresar que “esperemos que haya aumentos salariales que permitan reactivar el consumo interno”, afirmó que “devolviéndole el poder adquisitivo que perdió, la gente va a poder comprar y los negocios hacer frente a sus gastos. Hay que hacer que la rueda funcione”, concluyó.